La costumbre obliga a mirar al pasado,
como si fuera lo único que realmente existiese. Ya sucedió, de algún
modo, y podemos aprender de ello. Por eso investigamos en los libros,
hacemos historia y guardamos recuerdos. Nos facilita enormemente la vida
ir aprendiendo, poco a poco, a vivir en este pequeño mundo, y en este
pequeño fragmento de toda su historia. Sin embargo, todos somos únicos. Y
creemos que estamos aquí no de cualquiera manera, puestos por el azar o
el destino, sino siendo libres, conquistando metas, haciendo
elecciones, tomando rumbos y caminos que nos llevarán de un lugar a
otro, que nos presentarán otras personas, que enriquecerán nuestra
biografía. Mirar al pasado, insisto, considero que es imprescindible
para saber vivir bien.
Lo anterior no implica, por otro lado,
que toda la mirada del hombre, y mucho menos la más fuerte, sea esa. El
futuro también aguarda y nos llama. Las grandes decisiones de la vida
son también algo rompedoras, diferentes, arriesgadas y valientes. Las
tesituras en las que somos capaces de encontrarnos, esos cruces de
caminos sin resortes, sólo con un par de referencias, pero donde todo
parece nuevo, nos enseñan la gran lección de la novedad de la
existencia. De vez en cuando, una acontecimiento fuerte nos sacude para
mostrar que “lo de siempre” y “seguir como hasta ahora”, es insuficiente
a todas luces, y revela al mismo tiempo realidades totalmente nuevas.
Estaban ahí, delante de nuestras narices. Y no nos percatábamos. Hablo,
como no puede ser de otro modo, de la irrupción de algo nuevo, rompedor y
deslumbrante en nuestra propia historia. Que nos cuenta, nos narra, nos
avisa, nos previene y nos anuncia algo. ¿Para qué estás en este mundo?
No sólo por qué, mirando al pasado, sino para qué. ¿Quién está
esperando por ti? ¿Dónde te puedes situar? ¿De qué modo vivir? ¿Cuánto
has actuado ya, y cuánto de auténtico tiene todo esto? Cuando nos
planteamos estas preguntas, estamos tocando el corazón del mundo. Muy
cerca de Dios. Dios muy cerca de nosotros. Y el amor, la vida, la paz,
lo auténtico, la verdad son exigencias que se convierten en lo mejor de
todo. En lo único necesario. Y, cueste lo que cueste, hay que estar en
su órbita.
A través de @Bn_Noticias he conocido el siguiente video, que ahora os paso. Es de esos mensajes que despiertan, que centran y que iluminan.
http://vocacion.wordpress.com/2012/02/23/mirar-al-futuro-vivir-el-presente/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu visita. Si gustas, deja aquí tu comentario.