lunes, 26 de noviembre de 2012

Mirando el futuro






La costumbre obliga a mirar al pasado, como si fuera lo único que realmente existiese. Ya sucedió, de algún modo, y podemos aprender de ello. Por eso investigamos en los libros, hacemos historia y guardamos recuerdos. Nos facilita enormemente la vida ir aprendiendo, poco a poco, a vivir en este pequeño mundo, y en este pequeño fragmento de toda su historia. Sin embargo, todos somos únicos. Y creemos que estamos aquí no de cualquiera manera, puestos por el azar o el destino, sino siendo libres, conquistando metas, haciendo elecciones, tomando rumbos y caminos que nos llevarán de un lugar a otro, que nos presentarán otras personas, que enriquecerán nuestra biografía. Mirar al pasado, insisto, considero que es imprescindible para saber vivir bien.
Lo anterior no implica, por otro lado, que toda la mirada del hombre, y mucho menos la más fuerte, sea esa. El futuro también aguarda y nos llama. Las grandes decisiones de la vida son también algo rompedoras, diferentes, arriesgadas y valientes. Las tesituras en las que somos capaces de encontrarnos, esos cruces de caminos sin resortes, sólo con un par de referencias, pero donde todo parece nuevo, nos enseñan la gran lección de la novedad de la existencia. De vez en cuando, una acontecimiento fuerte nos sacude para mostrar que “lo de siempre” y “seguir como hasta ahora”, es insuficiente a todas luces, y revela al mismo tiempo realidades totalmente nuevas. Estaban ahí, delante de nuestras narices. Y no nos percatábamos. Hablo, como no puede ser de otro modo, de la irrupción de algo nuevo, rompedor y deslumbrante en nuestra propia historia. Que nos cuenta, nos narra, nos avisa, nos previene y nos anuncia algo. ¿Para qué estás en este mundo? No sólo por qué, mirando al pasado, sino para qué. ¿Quién está esperando por ti? ¿Dónde te puedes situar? ¿De qué modo vivir? ¿Cuánto has actuado ya, y cuánto de auténtico tiene todo esto? Cuando nos planteamos estas preguntas, estamos tocando el corazón del mundo. Muy cerca de Dios. Dios muy cerca de nosotros. Y el amor, la vida, la paz, lo auténtico, la verdad son exigencias que se convierten en lo mejor de todo. En lo único necesario. Y, cueste lo que cueste, hay que estar en su órbita.
A través de @Bn_Noticias he conocido el siguiente video, que ahora os paso. Es de esos mensajes que despiertan, que centran y que iluminan.

 http://vocacion.wordpress.com/2012/02/23/mirar-al-futuro-vivir-el-presente/


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